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Un poco de San Valentín en la oficina

por | Feb 18, 2013 | Area recursos humanos | 0 Comentarios

San ValentinPersonalmente estoy a favor de la celebración del 14 de Febrero, no por anhelo romántico, sino porque toda conmemoración es una buena oportunidad para que los comercios puedan vender más. Recomiendan no mezclar amor con dinero o negocios, pero ¿por qué no hacerlo si San Valentín se convierte en un balón de oxígeno para ayudar a remontar la prolongada ‘cuesta de Enero’?

Valentín fue un sacerdote mártir en la Roma del siglo III. Era tan caritativo que se hizo merecedor del nombre de ‘padre de los pobres’ y murió defendiendo su fe y sus valores. ¿Por qué se atribuye a San Valentín el patronazgo sobre el amor humano en tantos países? La respuesta no está clara, pero los historiadores señalan que debido a que bendecía uniones y celebraba matrimonios clandestinos entre los cristianos perseguidos en las catacumbas, cuando en la Roma Imperial de ese siglo la totalidad de las uniones eran matrimonios de conveniencia.

Pero más allá de lo comercial y lo histórico ¿se imaginan si San Valentín fuera un compañero de trabajo, ocupando el despacho de al lado o la mesa al otro lado de la mampara? ¿Y si fuera nuestro jefe, cómo sería? Apostaría que excelente líder y magnífico compañero: responsable, ético, de trato amable, buen comunicador y con capacidad de escucha, desarrollador de personas, defensor de su equipo y sus colaboradores; en definitiva, un profesional con sólidos valores.

Un artículo publicado en el último número de Harvard Business Review titulado ‘The Price of incivility’ (algo así como ‘El precio la descortesía’) sostiene que las personas somos menos proclives a comprar en una compañía donde sus empleados son poco amables aunque esa rudeza no haya sido dirigida hacia nosotros, sino observada en el trato entre los empleados.

El artículo presenta un estudio realizado con 800 manager y sus colaboradores en 17 sectores y ofrece datos contundentes y alarmantes sobre las reacciones de las personas afectadas. Entre los trabajadores que fueron víctimas de malos tratos verbales o reacciones descorteses por parte de los jefes:

– 48% disminuyeron intencionadamente el esfuerzo en su trabajo

– 38% disminuyeron intencionadamente la calidad de su trabajo

– 80% perdió el tiempo preocupándose por el incidente

– 63% perdió el tiempo evitando al ofensor (su jefe)

– 66% dijo que su desempeño disminuyó

– 78% dijo que su compromiso con la organización disminuyó

– 12% respondió que dejó un trabajo anterior por ese tipo de malos tratos

– 25% admitió que descargó su frustración con los clientes

¿Y qué podemos hacer? Las soluciones que proponen las autoras son las siguientes:

– Ser un modelo de (buen) comportamiento: las buenas, pero especialmente las malas reacciones se imitan por nuestros colaboradores;

– Desarrollar un sano autocontrol, es decir, no perder los nervios y justificar después que es “porque tengo este carácter”. Esto no es nada recomendable.

– Pedir feedback a las personas que trabajan con nosotros sobre nuestros estilos de liderazgo

– Establecer un plan de acción para la mejora con objetivos SMART

– Prestar atención a los progresos que hacemos y perseverar en las actitudes que nos aportan buenos resultados

– Considerar el civismo como un valor de la empresa y por tanto incluirlo como requisito de selección

– Formar en el civismo y en el buen comportamiento social y ético

– Crear normas de buen comportamiento

– Recompensar los buenos comportamientos en los miembros de tu equipos.

Lo dicho, un poco más de San Valentín en la oficina…

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