Se inicia un año más y mucha gente hace acopio de propósitos, normalmente de propósitos viejos que todos los años se repiten y nunca se llevan a cabo (debo dejar de fumar, tengo que ir al gimnasio, debo aprender inglés..). ¿Por qué ocurre esto? Puede haber varias razones, veamos algunas:
1. Es una tradición y como tal la repito, eso sí sin ningún convencimiento.
2. Simplemente hago una propuesta pero no tengo la voluntad y la firmeza para llevarla a cabo
3. He realizado muchos propósitos y la verdad no sé por dónde empezar
Como tantas cosas en la vida y fijarse propósitos, metas, cosas que llevar a cabo, es una más, no tiene porque tener fecha fija. Todos los primeros de año me tengo que proponer algo, unas metas. Eso es una solemne estupidez.
Cualquier momento de la vida es bueno para establecerse metas. Eso sí, con plena consciencia de lo que haces. Eres tú, insisto, en cualquier momento, el que debe tomar conciencia de: ¿debo cambiar algo? ¿debo mejorar en algo? ¿debo estable alguna meta u objetivo nuevo? Y en conciencia y conscientemente elegir. Y sobre todo elegir sobre la base de que vas a tener la fuerza de voluntad, la motivación suficiente a fin de llevar a cabo ese nuevo propósito. Lo vital, lo importante es analizarte a ti mismo de forma sincera y poner en marcha tus propios mecanismos de motivación y fuerza de voluntad.
Así que tira a la basura tus “viejos”-“nuevos propósitos” olvida el ritual de emitirlos todos los primeros días del año que empieza y pon en marcha tu capacidad de análisis interior para determinar “que quieres hacer”. Pocos objetivos (2-3), eso sí retadores. Y sobre todo actúa sobre tu motivación interna. Ese sencillo procedimiento será el que te hará exclamar en algún momento ¡he conseguido mi propósito! Recuerda cualquier día del año es bueno para empezar.
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