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Síndrome post-vacacional y nuevos propósitos

por | Sep 6, 2010 | Area recursos humanos | 0 Comentarios

Síndrome post-vacacional y nuevos propósitosBueno de nuevo en la brecha, al inicio de otro curso. Todos los años cuando llegan estas fechas concurren dos fenómenos, que son el síndrome post-vacacional y los nuevos propósitos.

El síndrome post-vacacional. Para la mayoría de afortunados que tienen trabajo el fin de las vacaciones representa una angustia reflejada en el llamado síndrome post-vacacional. Entra un deseo de no volver, de no enfrentarse de nuevo al devenir de la vida, de quedarse para siempre en la relajada situación vacacional y en dulce estado de no problemas, no responsabilidades, no jefes.

Esto suele ocurrirle a todo aquel que odia su trabajo, a aquel que volver al trabajo significa volver a la rutina, a lo monótono, a las discusiones con el jefe y a un ambiente irrespirable. Todas estas personas suelen estar profundamente descontentas con su trabajo y claro volver a él después de unos días de relajo y placer tiene que ser un suplicio grande.

Las personas que aman lo que hacen, que disfrutan en su trabajo, que se sienten realizadas a través del mismo, normalmente no suelen tener síndrome post-vacacional. Al contrario están deseando volver a reencontrase con aquello que les hace felices, que no es ni más ni menos que una actividad que colma sus expectativas como personas y profesionales.

Lo mejor para superar el síndrome post-vacacional es cogerlo por los cuernos. Es decir sumergirse en la actividad de lleno y a tope. No ir empezando poco a poco, en este caso se puede arrastrar el síndrome durante una cuantas semanas. Lo mejor por lo tanto es enfrentarse a la realidad al 100% desde el primer día, sin escaqueos ni justificaciones de “bueno esto ya lo haremos mañana” y ese mañana no llega nunca y cuando llega pesa como una losa

El otro tópico son los buenos propósitos. Muchas personas consideran septiembre como el inicio verdadero del año y por lo tanto estiman que ha llegado el momento de ponerse metas. Dejar de fumar, adelgazar, hacer ejercicio, aprender inglés.etc. ¿Cuántas metas has cumplió de las del curso pasado? Posiblemente ninguna. ¿Dónde está el error? Posiblemente en el hecho mismo de ponerse metas. Conviene menos declaración de intenciones y más “acción”. Es mejor “no pensarlo y planificarlo tanto”. Es mejor “hacerlo”. Por lo tanto la recomendación es “menos pensar en lo que debería hacer o en los propósitos de hacer y más acción”.

El ser humano cuando se propone hacer nuevas cosas suele ser esclavo de cinco factores. A saber:

  • El miedo al fracaso y al ridículo. Me propongo aprender inglés. ¿Pero a mi edad? No voy a ser capaz, además yo ya mayor y la mayoría de alumnos jóvenes. Voy a hacer un poco el ridículo. Este factor nos limita enormemente no nos deja hacer casi nada en la vida. Hay que desterrarlo por completo. Arrancarlo del pensamiento.

  • El qué dirán. Me propongo salir a correr media hora tres días en semana. ¿pero qué pensará de mi el portero y los vecinos? Dirán mira este, quiere recuperar la juventud perdida? Otro pensamiento a desterrar. Las cosas hay que hacerlas porque nos sentimos bien con ellas haciéndolas y hay que pasar del qué dirán.

  • Los ladrones de tiempo. Estamos rodeados de ellos (el e-mail, el móvil, las reuniones imprevistas y poco útiles, los “tienes un minuto” etc.) Todo ello no nos deja en ocasiones tiempo para otras cosas que nos ilusionaban y nos habíamos propuesto hacer. Fuera los ladrones de tiempo. Cada actividad requiere su tiempo y es mejor que le dediquemos un espacio de tiempo completo, sin interrupciones a cada una.

  • Un sentido desmesurado de perfeccionismo. Puede que queramos hacerlo todo perfecto. Es imposible. No hay nada perfecto, todo es mejorable. ¿Si tuvieras más tiempo? Pero no lo tienes. Las cosas hay que hacerlas bien contando con el tiempo y los recursos de que se dispone. Hay que desterrar de la mente el sentido desmesurado de perfeccionismo.

  • La vaguería. Conseguir cosas requiere esfuerzo. Hay que echarle horas para conseguir un objetivo. Muchas veces eso nos tira para atrás. Si no se tiene fuerza de voluntad no se consiguen las cosas.

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