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¿Ronaldinhos o Raúles?

por | Jun 25, 2008 | Area recursos humanos | 0 Comentarios

Hace un mes leía en la prensa económica los resultados de un estudio elaborado por la consultora Towers Perrin, en el que relacionaba la evolución de los resultados financieros de una empresa y el nivel de compromiso de sus empleados. Decía dicho estudio que la actitud de falta de compromiso y rendimiento de los ronaldinhos hace que las empresas en las que trabajan reduzcan su margen operativo en un dos por ciento y su beneficio neto en un 1,38 por ciento.

Si contemplamos la liga de fútbol española, podemos comparar qué ha sucedido este año con el Madrid y el Barcelona. En el Madrid siempre aparece la figura de Raúl, el empleado que toda empresa quiere tener: fiel, comprometido al máximo, trabajador incansable, motivado siempre. Resultado: el Madrid, campeón. Por el contrario, en el Barcelona la estrella es Ronaldinho, que se ha autoexcluido. ¿Qué le ha faltado? Compromiso con el equipo. Y esto es lo que le falta a millones de empleados en todo el mundo.

Por ejemplo, en España el compromiso brilla por su ausencia. Sólo un 19 por ciento de los empleados se siente comprometido con su empresa y más de un 31 por ciento desmotivado. En las empresas españolas hay muchos ronaldinhos: profesionales muy capaces (y realmente brillantes) que no dan ni el 50% de su potencial porque no se sienten motivados ni comprometidos con el proyecto de la empresa. Este asunto es serio, porque no sólo estamos hablando de aspectos humanos, sino también de puramente operativos y de rentabilidad empresarial.

¿Y de quién es la responsabilidad? ¿De los profesionales? ¿De sus jefes inmediatos? ¿De los socios o consejeros delegados? Yo creo que es compartida, pero si los que dirigen la empresa hicieran sus deberes y tomaran el camino de valorar adecuadamente a sus profesionales (y como refleja el caso Ronaldinho la clave no es pagar más dinero), el problema se reduciría a algo totalmente marginal. Siempre habrá personas que se autodesmotivan solas, pero en la mayoría de los casos no es así. La famosa frase de “al trabajo hay que venir motivado de casa” ya no es de recibo. Lo mínimo que se les puede exigir a directivos con equipos a su cargo es que no destruyan esa motivación que traen de casa sus subordinados. Y esto, por cierto, es aún muy habitual.

Así que si quiere raúles en su empresa, actúe en consecuencia.

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