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Las tecnologías de la información y el ser humano

por | Mar 10, 2008 | Area recursos humanos | 0 Comentarios

Con las tecnologías de la información ocurre una cosa curiosa, que no se suele dar en otros aspectos de la vida.

Muchas personas tienen aversión a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Les causan cierto temor. Y no me estoy refiriendo a como usuarios. Quién más quién menos trastea con el correo electrónico, el Messenger o se atreve con el Excel. Ya cuando se trata de poner en marcha un blog o generar contenidos para YouTube o incorporarse a MySpace o SecondLife, ya las cosas les parecen que no van con ellos. Que eso son “tonterías”.

Me estoy refiriendo más bien al mundo de la empresa, y en concreto a todos aquellos profesionales que no tienen responsabilidad directa en las áreas de informática y tecnología. Por lo tanto a aquellos profesionales que se ocupan de las otras parte de la empresa (las ventas, las compras, el marketing o la logística)

Tengo la inmensa suerte, de aparte de pertenecer a la Universidad como docente, seguir manteniendo una estrecha colaboración con el mundo real, el de la empresa.  A través de poder dirigir y colaborar en diferentes proyectos de tecnologías de la información.

He visto, con relativa sorpresa, que la actitud de “esos otros profesionales de la empresa” que no tienen nada que ver con las TIC,s de forma directa, no ha cambiado en los últimos 20 años. Son personas que más bien “tienen aversión a las TIC,s”, en la medida en la que no se implican en los proyectos basados en TIC,s que son para ellos.

Así es frecuente ver proyectos  TIC,s para múltiples áreas de la empresa, en la que los responsables de esas áreas no se implican para nada desde el principio. No asumen la responsabilidad de intervenir de forma decidida, ellos y el personal a su cargo, en el diseño claro y preciso de las especificaciones y funciones que desean obtener del nuevo proyecto basado en TIC.

Derivan esta responsabilidad, la de diseñar con detalle y describir con todo detalle, las funcionales que del nuevo proyecto se deben obtener directamente a informática. Olvidando, posiblemente por desconocimiento, que los informáticos no están preparados para asumir esta fase del proyecto, la del diseño funcional.

¿No saben? No, simplemente es que no se enseña esta parte en nuestras escuelas de informática. Los informáticos salen preparados para construir pero para diseñar.

Los responsables funcionales, aquellos que no pertenecen a las áreas de informática de la empresa también pueden alegar que ellos no saben de eso, de “hacer diseños y especificaciones funcionales” de sus necesidades, que luego serán implementadas y soportadas por TIC,s

Y es aquí dónde surge la paradoja y la “cosa curiosa”. Hay muchas otras cosas de las que no sabemos, pero como entendemos que nos pueden afectar directamente nos preocupamos de empezar a saber y conocer.

Sin ir más lejos, basten dos ejemplos. Uno, queremos hacernos una casa. Bien que nos implicamos desde el inicio con el arquitecto. No se no ocurre decirle al arquitecto, bueno Vd. construya y ya vernos. Ni mucho menos. Desde el primer día estamos con el arquitecto con nuestro dibujo y diciéndole bien claro como queremos la cocina, el salón o las habitaciones.

Otro ejemplo. Enfermamos o enferma un ser querido. Obviamente confiamos en el médico, pero al tiempo tratamos de enterarnos de que va la enfermedad que tenemos. Nos informamos, ponemos interés y nos implicamos para solventar la enfermedad.

En los proyectos con TIC esto desgraciadamente no suele ocurrir. Los profesionales de las otras partes de la empresa no se implican. Dejan todo en manos de los informáticos. Construye y luego ya veremos.

Qué gran error comportarse así. Que gasto de esfuerzo, tiempo, dinero. Y en muchas ocasiones lo que al final se obtiene es decepcionante.

Juicio lógico que hacen los de la otra parte, los profesionales no informáticos. Hay que ver que mal trabajan los informáticos y lo poco que saben.

Por favor, profesional de la empresa que no estás en áreas TIC, medita un poco. Tú has contribuido decisivamente, con tu poca implicación en el inicio, al resultado poco favorable. No culpes a otros. Tú tienes la culpa.

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