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La importancia de las preguntas pequeñas

por | Jul 23, 2008 | Learning experience | 0 Comentarios

Hace unos días, asistía como observador a una reunión de un alto directivo con su equipo. La idea era que yo le daba feedback después de dicha reunión sobre su comportamiento, su forma de relacionarse con su equipo, su estilo de dirección de reuniones y otras habilidades que siempre se han de poner en marcha en una reunión con el equipo de trabajo. En dicha reunión, el director del equipo les hizo la siguiente pregunta:

– ¿Qué podéis hacer cada uno de vosotros para llevar a nuestra empresa a ser líder en nuestro sector?

La respuesta de sus colaboradores fue realmente fria, hubo un silencio aterrador, las miradas furtivas se cruzaban. Después de unos segundos, y a causa de la insistencia del director, alguno empezó a hablar tímidamente, con una actitud que no podía calificarse como de muy proactiva. Luego le siguió algún comentario más, todos en la línea de la excusa y el nulo compromiso. El director, al terminar la reunión, estaba frustrado y me dijo: “Les he hecho una pregunta abierta y no ha funcionado. Incluso he esperado para no adelantarme y para que ellos empezaran a aportar cosas, pero está claro que no ha sido eficaz. No sé qué más puedo hacer.”

Analizando esta pregunta con él, se dio cuenta de que era una pregunta algo intimidatoria, una gran pregunta. Por eso, el equipo no respondió positivamente. Acordamos juntos probar en la siguiente reunión una pregunta más pequeña y sencilla, menos intimidatoria. Diez días después, asistí de nuevo a su reunión con el equipo, y les hizo la siguiente pregunta:

– ¿Qué pequeña cosa podríais hacer cada uno, desde mañana, para mejorar la calidad de vuestro trabajo?…Tan sólo os pido alguna pequeña acción, algún detalle.

Entonces, la reacción del equipo cambió radicalmente. Empezaron a aportar ideas realmente novedosas, surgió una energía sorprendente dentro del equipo, unos añadían sobre lo que decían los otros. El director no cabía de asombro ante el cambio de participación de sus colaboradores. Y la clave estuvo en plantear una pregunta accesible, más concreta, perfectamente asumible por ellos. Se trataba de plantear una pequeña mejora en su forma actual de trabajar, no una revolución. Todos aportaron algo valioso y el director aprendió algo importante: si quieres que tu equipo participe y aporte toda su creatividad, haz preguntas pequeñas.

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