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¿Encendemos la luz?

por | Dic 26, 2007 | Coaching | 0 Comentarios

Hemos oído multitud de veces que la comunicación entre personas depende del estado mental y emocional de dichas personas. Una misma frase podemos recibirla e interpretarla con indignación o buen humor, dependiendo del momento, la situación o incluso la persona que la diga.

La teoría nos la sabemos todos, pero lo verdaderamente impactante es experimentarlo, tal y como me sucedió hace unos días, mientras impartía un seminario sobre Inteligencia emocional. Los organizadores del evento tuvieron la nefasta idea de reservar al fondo del salón de actos una zona donde una empresa de catering estaba preparando todo para después del seminario. Habían puesto unos biombos separadores, pero estaban haciendo bastante ruido de platos e incluso los camareros hablaban entre ellos. Durante todo el seminario, que duró 3 horas, hubo ruidos lejanos, aunque un poco molestos.

Al final, en el turno de preguntas, una persona me hizo un comentario sobre lo sorprendido que estaba acerca de lo concentrado que había estado yo impartiendo el seminario, teniendo en cuenta el ruido que había (él estaba situado al fondo, mucho más cerca de los ruidos que yo).

Yo no tomé esta frase como una crítica, sino como un elogio hacia mí, y le contesté amablemente. Sin embargo, en el cóctel posterior, 4 personas con las que hablaba me dijeron que esta persona había realizado una crítica realmente severa e incluso en un tono ácido y fuera de lugar. Yo me quedé atónito, porque yo no había percibido ninguna crítica, y desde luego ningún rencor o sarcasmo en su comentario. Sin embargo, ¡Había 4 personas con una percepción opuesta a mí!

Experimentar esta distorsión en la comunicación desde mi actitud mental y estado emocional fue muy impactante. Creo que estaba tan entusiasmado impartiendo el seminario que se me escapó la crítica del asistente.

Llevado este ejemplo al mundo de la gestión de personas, creo que hay que prestar mucha atención en todo momento a nuestra actitud mental, a nuestro propio diálogo interno, y a partir de ahí juzgar con mejor criterio el mensaje que nos están dirigiendo nuestros colaboradores. Porque a veces somos los únicos que no vemos lo que es obvio para los demás. Todos tenemos nuestra zona ciega. Así que…¿Encendemos la luz?

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