El derecho a la desconexión tiene como finalidad asegurar que ningún trabajador pueda ser recriminado por no haber estado conectado fuera del horario laboral. Le otorga el derecho a apagar y desconectar teléfonos, ordenadores, correo electrónico y cualquier otro medio de conexión con la empresa y por ende con clientes o proveedores.

La primera empresa en España en preverlo ha sido Axa y hace unos días el Santander ha llegado a un principio de acuerdo al respecto con sus empleados. En Francia aparece regulado en “La Loi du Travail” desde enero del 2017 e incluso la Organización Internacional del Trabajo (OIT) trata por primera vez este tema en su Estudio General relativo a los instrumentos sobre el tiempo de trabajo, Garantizar un tiempo de trabajo decente para el futuro, presentado en la Conferencia Internacional del Trabajo el pasado mes de junio.

Constituye sin duda un tema de máxima actualidad. Ha surgido como consecuencia de los avances tecnológicos acaecidos en los últimos tiempos y representa la otra cara de la moneda de la flexibilidad horaria. El estrés que produce la conexión continua constituye una de las principales causas del síndrome de agotamiento profesional y se incluye dentro de los riesgos psicosociales laborales.

En nuestro país es un tema que si bien está en estudio, todavía no se ha regulado.  Al adelantarte a la ley e implantar el derecho de desconexión en tu empresa mandarás un mensaje positivo tanto a tus empleados y futuros empleados como a tus clientes. Se trata de conseguir con ésta medida un entorno laboral más sano y en sintonía con las nuevas realidades laborales. Tendrá, por supuesto, una incidencia directa en la salud y la motivación de los empleados, mejorando los índices de absentismo y de  siniestralidad así como la productividad y los resultados empresariales. Además, la imagen corporativa también ser verá reforzada.

Patricia Torres (colaboradora de la red enEvolución, asesora en RR.HH.)