Podemos catalogar tres tipos de conocimientos necesarios en torno a las TICs para que las mismas sean plenamente productivas en su aplicación a la organización y a los procesos empresariales. A saber:
• Conocimiento del experto. Es un conocimiento eminentemente técnico y profundo. Aquí estarían las personas tituladas en informática o aquellas que sin serlo tienen fuertes e importantes conocimientos técnicos en algunos de los múltiples productos TIC. Este conocimiento se utiliza para “aplicar” o “hacer”. Su conocimiento experto les permite “crear una nueva realidad” mediante el software.
Dada la formación universitaria en España, de compartimientos estancos, este tipo de perfil de profesional suele ser “altamente experto” en aplicar y hacer, pero adolece de conocimientos “sobre cuál es el objeto (proceso de la empresa) de cambio o transformación. Son otros “perfiles profesionales” quienes deben darle dicha información. Aquí entra el “conocimiento de la herramienta como instrumento de cambio”.
• Conocimiento de la herramienta como instrumento de cambio. Éste no es un conocimiento técnico. Este es un conocimiento “sobre las posibilidades y potencialidades” que los productos tecnológicos tienen al aplicarlos o introducirlos en un entono de trabajo o procesos en la empresa. Aquí entran perfiles profesionales que no tienen conocimientos de experto (técnicos profundos), ni los necesitan, pero que si deberían tener conocimientos, en relación con las TICs desde un punto de vista de la potencialidad de cambio y transformación en los ámbitos funcionales y organizativos de los que son responsables. ¿Cuánto conocimiento de productos TICs sobre la potencialidad de cambio y transformación de sus áreas de negocio tienen responsables: comerciales, de logística, de marketing, de control de gestión o de cualquier otra área empresarial? Sólo partiendo de un conocimiento importante de cómo el producto TIC puede transformar el proceso se estará en condiciones de hacer un cambio “radical y drástico” y, del mismo, no limitándose en multitud de ocasiones a una mera automatización de alguna fase o actividad.
Aquí ocurre algo similar a lo anterior, nuestra formación universitaria estanca hace que se licencien economistas, directores y administradores de empresas, abogados, químicos, físicos. etc, que no han tenido el más mínimo contacto formativo con las TICs, desde el interés de lo que éstas pueden aportar en los ámbitos de sus profesiones.
• El conocimiento del usuario. Es el conocimiento que debe tener la persona en el manejo de las TICs, en su puesto de trabajo. Hoy los puestos de trabajo, en su mayoría, están o debieran estar configurados en torno a TICs. ¿Cuánto conocimiento del uso de herramienta de trabajo –PC+productos TIC incorporados- tienen las personas? Posiblemente mínimo y bajo, limitándose a “productos ofimáticos muy básicos”. Carecen de conocimientos sobre el uso de herramientas TIC orientadas a la productividad en el puesto de trabajo, bien por el hecho de no estar formados o bien por el hecho de que la empresa tampoco los instala. Los responsables carecen del conocimiento mencionado en el punto; o los han instalado y no se usan.
Si atendemos al porcentaje de personas que en España (http://www.tirant.com/derecho/detalle?articulo=848476351X) han adquirido competencias TICs, tomando como fuente de datos el año 2006. Se observa que los que reciben formación formal (reglada, ya sea primaria, secundaria o universitaria) no alcanzan el 20% (en la UE se supera esta cifra) y los que reciben formación por iniciativa de la empresa no llegan al 15% (en la UE se aproxima al 20%)
Tal como se pone de manifiesto en la figura los tres tipos de conocimientos son necesarios y convergen hacia un mismo fin, la transformación radical de la organización y sus procesos mediante las TICs.
El conocimiento de la herramienta como instrumento de cambio es un conocimiento crítico y fundamental, debe actuar de motor y de impulso hacia el cambio de forma continuada, siendo auxiliado, asesorado, por el conocimiento del experto.
El conocimiento de la herramienta como instrumento de cambio corresponde tenerlo a aquellas personas que en la empresa, no estando en el área informática, están como responsables de las “otras funciones de la empresa”. Es a ellos a los que les corresponde “conocer” que pueden hacer las TIC,s en los campos de aplicación de los procesos de los que ellos son responsables. Actuando así de motores de cambio en la empresa.
Este es nuestro gran punto débil en España, el bajo conocimiento de la herramienta como instrumento de cambio tienen los diferentes responsables funcionales en nuestras empresas. Por lo tanto, inmediatamente todo aquello que huela a información o tecnología lo “derivan rápidamente hacia las áreas informáticas. Las personas de estas áreas hacen lo que pueden, pero debido a su baja formación empresarial, aun cuando muy alta técnica, no suelen estar a la altura de las circunstancias y por lo tanto no están capacitados para comandar un cambio que la empresa les demanda.
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