Si leemos los blogs, los foros, las redes sociales relacionadas con la Compensación, vemos como muchos Directivos, Especialistas en Compensación, al abrigo de la que está cayendo, se pasan el día pensando en cómo retribuir a sus empleados, al menor coste posible; algunos incluso barajan la posibilidad de seguir motivando a sus empleados sin coste alguno para la empresa. Muchos han llegado a la conclusión que la solución está en la Compensación Flexible. Y estoy plenamente de acuerdo. Aunque a veces se olvida la esencia de la retribución flexible.
Gracias a una fiscalidad ventajosa para ciertos conceptos, en España podemos efectivamente disfrutar de unos incrementos de disposición neta importante. Así por ejemplo, si la empresa paga el alquiler de un empleado directamente al casero, éste no debe imputarle el importe del alquiler, sino el 5% del valor catastral de la vivienda. Este mero hecho supone para el empleado un ahorro fiscal generalmente muy importante, si lo comparamos con el mismo importe recibido en efectivo. De la misma forma podemos alcanzar ahorros importantes en pagos a guarderías, vales de comida, compra de ordenadores, coches en renting, seguros médicos y algún otro concepto adicional.
Todo esto está muy bien, es más dinero sin coste para la empresa, es motivador sin duda en momentos de crisis, pero en mi opinión, nos hace olvidar la esencia de la retribución flexible. Aquello por lo cual los profesionales de compensación lo idearon hace ya muchos años, independientemente del fisco y sus ventajas temporales.
El empleado que disfrute de un sistema de retribución flexible tiene la posibilidad de elegir en función de sus necesidades, los beneficios que más necesite, ya que, de que sirve que la empresa te otorgue un plan de pensiones si tienes 23 años, o de unas condiciones ventajosas en hipotecas si tienes cerca de 60. Las necesidades varían a lo largo de la vida: el joven quiere mejor formación y más cash, el que tiene hijos pequeños, prefiere conciliar o disfrutar de un mejor seguro de salud, y el “Senior” de un buen plan de pensiones entre otras cosas. Sólo un programa de compensación flexible te puede dar todas estas cosas. Además el empleado que participa en la composición de su paquete retributivo, se siente sin duda motivado, siente que la empresa le escucha, se siente quizás más en su casa. Y todo esto no tiene nada que ver con la fiscalidad, que si además ayuda, bienvenida sea por supuesto, pero el fondo de la cuestión es la participación en la toma de decisión, el empleado cuenta para la empresa, no es sólo un numero de empelado.
El empleado puede tomar decisiones, cambiar de idea. Un plan de estas características le va a acompañar a lo largo de su carrera profesional, y si además la empresa propone un buen plan de comunicación de la retribución total valorando por tanto los beneficios además de los conceptos tradicionales, no hará más que involucrar más y mejor al empleado, convirtiendo así la propia herramienta retributiva en compensación intangible, capaz de atraer y por supuesto retener el talento. La fiscalidad podrá cambiar, la compensación flexible se podrá quedar.
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