“Para conocer el camino que te queda por delante, pregúntale a los que vuelven” Proverbio Chino
Recientemente he asistido a unas Jornadas que tenían como objetivo compartir experiencias sobre las diferentes políticas y estrategias que las empresas, nacionales y multinacionales, están poniendo en marcha, dada su concienciación sobre la escasez del talento existente y en consecuencia la necesidad de gestionarlo para su retención y desarrollo.
La participación en dichas jornadas fue muy elevada, y generó una alta coincidencia entre los asistentes, acerca de las dificultades existentes en el mercado actual para encontrar profesionales, cualificados y con capacidades y potencial para pronosticar un futuro exitoso de presente y futuro. En suma, a la caza del talento, que no exento de dificultades, se recrudece a la hora de retenerlo en la empresa.
Pero, tal vez no debamos dejar de ver la realidad que nos circunda.
Érase una vez una mujer joven y suficientemente preparada, que incorporándose en una gran entidad financiera, aprende a batirse el cobre en la búsqueda del cliente, a lidiar con la competencia encarnizada, a gestionar personas, recursos, a buscar en los Servicios Centrales esa respuesta urgente que precisa un cliente, etc., etc.
El paso de los años la consolidan como una profesional con talento y ello le reporta promoción y reconocimiento de la empresa, a sus desvelos y a sus esfuerzos profesionales; paralelamente, se produce la consecuente maduración profesional, lo que le lleva también a saber defender sus criterios y a ser capaz de hacer valer sus puntos de vista. Pero hete aquí, que un nuevo jefe ha llegado, es hombre, es más joven, no más preparado, pero sí ha tenido una carrera fulgurante. Entre Jefe y colaborador no se ha generado un buen “feeling” y esto va poniendo obstáculos y dificultades a su irremediable relación y entendimiento. El cuento termina, cuando un día sin previo aviso y sin previa comunicación es destituida en su puesto directivo. Su jefe entiende que tiene otros profesionales más jóvenes, igualmente preparados y sobre todo más orientados a actuar de acuerdo a su política y normativa sin verse cuestionado, o sencillamente sintiéndose respaldado.
Y yo me pregunto, ¿este directivo ha tenido en cuenta la imagen de compañía que acaba de generar en el grupo de personas que rodean a esta directiva?, fundamentalmente profesionales jóvenes en desarrollo, en los que su empresa está invirtiendo para potenciar su talento y procurar su retención.
Las compañías en el momento presente tienen que “vender” la empresa y el proyecto empresarial, dar a conocer sus valores y su cultura para ATRAER el talento; tienen que “invertir” en el talento interno para procurar su DESARROLLO; y, tienen que “gestionarlo” para garantizar su RETENCION.
Pero ¿DE QUÉ TALENTO estamos hablando?, ¿HASTA QUÉ EDAD se considera a los profesionales con talento?.
A veces tengo la sensación de que solo buscamos el TALENTO JOVEN, el moldeable, el que sacrifica y entrega, incluso sus intereses más personales. Pero no nos estamos dando cuenta de la paradoja en la que se cae cuando ellos mismos están viendo las actuaciones que se tienen con los otros profesionales, los maduros, donde ellos llegarán en un futuro más o menos largo.
Les pedimos compromiso, fidelidad y responsabilidad, les decimos que estamos invirtiendo en el desarrollo de su talento y garantizándoles su adecuada gestión, pero no les transmitimos que en la mayoría de las ocasiones esto es algo que tiene plazo de caducidad.
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