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2 mujeres directivas a la conquista del control emocional

por | May 19, 2009 | Coaching | 0 Comentarios

Recientemente, a través de un proceso de coaching, he tenido la oportunidad de ver dos ejemplos de mujeres directivas que gestionaban sus emociones desde perspectivas muy diferentes.

A través de una evaluación 360º, una de ellas aparecía valorada especialmente bien en la competencia Autocontrol, mientras que la otra directiva aparecía mal valorada. Para una de ellas, el autocontrol de emociones era una fortaleza mientras que para la otra era un área de mejora.

Efectivamente, cuando las conocí esta diferencia se percibía de inmediato. La primera hablaba con voz suave y equilibrada, mientras que la segunda expresaba cierta tensión encubierta a través de su lenguaje no verbal y su voz.

La primera, cuya principal fortaleza era el autocontrol de emociones, sin embargo, acabó revelando que la tensión la tenía por dentro, porque de hecho por las noches se despertaba a menudo y le costaba mucho volver a dormirse. Empezaban a aparecer pensamientos sobre el trabajo y esto la producía un gran estrés, que luego no expresaba al exterior. Sin duda, aunque es un importantísimo paso gestionar nuestras emociones hacia el exterior y en la relación con los demás, la auténtica gestión emocional debe completarse con el control interno.

En cuanto a la segunda directiva, reconocía que saltaba a menudo y reaccionaba desproporcionadamente con sus colaboradores y superior. Y aunque pretendía solucionarlo con técnicas puntuales (respirar, pararse 10 segundos antes de contestar) esto no era realmente efectivo. ¿Por qué? Porque este descontrol se debía a un estado de ánimo de resentimiento hacia la empresa, ya que no se sentía valorada ni reconocida desde hacía años.

En ambos casos yo saco varias conclusiones: que nada es lo que parece, que debemos profundizar con honestidad dentro de nosotros cuando sentimos que las emociones nos dominan y nos conducen a comportamientos ineficaces y destructivos (con los demás o con nosotros mismos), y sobre todo, que debemos plantearnos la gestión eficaz de nuestro mundo emocional desde un trabajo de desarrollo interior, en lugar de tratar de solucionarlo mediante parches efímeros como las herramientas y técnicas, que sin duda son positivas pero no solucionan el problema desde la raíz.

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