“Obrar es fácil, pensar es difícil; pero obrar según se piensa, es aún más difícil.” (Goethe).
Estos días pasados he tenido ocasión de acudir a unos eventos “sociales”, “empresariales”, de “comunicación”, que se autodefinen como especializados en RR.HH., mi área profesional, y que son calificados como el evento anual al que hay que asistir para comunicar al resto de colegas, que no dejan de ser más que los clientes y la competencia, porque tus amigos ya lo saben, que seguimos aquí y que aún pasándolo mal, somos capaces de acudir con nuestra mejor sonrisa y nuestras mejores galas, físicas y mentales.
Es obvio que a la par hay que seguir con la ocupación profesional diaria, aunque dicho sea de paso escasea, pero en estas que tanto hablar de Recursos Humanos, tanto ver cómo cada uno de nosotros se comporta en los eventos sociales, cómo te presentan y se autopresentan como Director@s de Recursos Humanos, Consultor@s de Recursos Humanos, me ha venido una vez más a la memoria, la denominación de Direct@r de Personas, que un admirado y querido colega defiende como nomenclatura a su función.
Nótese que la R.A.E, define Recurso como:
«Conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa. Recursos naturales, hidráulicos, forestales, económicos, humanos»
Pero hay más, también lo define del siguiente modo:
«Medio de cualquier clase que, en caso de necesidad, sirve para conseguir lo que se pretende».
Dados los tiempos que corren y a los que tenemos que estar haciendo frente, creo que es el momento de reflexionar sobre esta denominación, pues tras el uso generalizado del término Recursos Humanos, para calificar diferentes nominales: Direct@r / Responsable / Consult@r / Departamento/ Área / Especialización/, el contenido de su función está centrado nada más y nada menos que en las PERSONAS que conforman una organización. Y estas son independientes, únicas.
Asistimos así en estos momentos al desarrollo y/o implantación de políticas de “recursos humanos” orientadas a tratar a los afectados, elegidos o designados como un recurso para la mejora o la optimización de otros medios o recursos, como costes, productividad, eficiencias, etc. Y así son tratados como “recurso” exento de sentimientos, probablemente porque bajo ese epígrafe, cada una de las PERSONAS que se encarga de tratar directamente con el “recurso” se escuda en dicha concepción para igualmente ser más inmune al sentimiento.
Hoy podemos ser lo que sea … de recursos humanos para mañana poder convertirnos en UN recurso humano al que despedir, al que presionar, al que amenazar, momento en el que nos sentiremos tratados como un número, un elemento, pero con sentimiento.
Probablemente si desde nuestra función de …. De Personas, somos capaces de HUMANIZAR nuestra relación con las PERSONAS, individualizando, atendiendo a su sentimiento, desde cualquiera de las políticas que las compañías se ven en la necesidad de aplicar por la coyuntura, estaremos no solo haciendo el trabajo que se nos encomienda, si no y al mismo tiempo encumbrando la actividad que ejercemos y reinventando las responsabilidades que nos competen, estaremos aportando nuestro grano de arena para el beneficio de todos y cada uno de nosotros en el presente y sobre todo para el futuro inmediato.
Yo soy Consult@r de PERSONAS y ¿Usted?
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