Los dos últimos días he impartido un curso de comunicación en una gran empresa, y el primer día varios participantes salían de la sala para atender llamadas, dejaban encendido el móvil y de hecho sonaba en plena formación, e incluso alguno no tenía complejos en mirar sus correos electrónicos mientras yo hablaba y debatía con sus propios compañeros. ¡Bendita Blackberry!
Al final del día les realicé una petición con un tono contundente: les pedí que al día siguiente se olvidaran de sus blackberrys, que su empresa no iba a hundirse porque no atendieran sus correos durante las dos horas como máximo que estábamos en sala. Observé sus rostros avergonzados, como niños que se sienten culpables y débiles ante una nueva adicción de la generación de los 40: la Blackberry.
Este verano he conocido otros ejemplos chocantes: un directivo declarando sin pudor que se introduce en el cuarto de baño de su casa para leer, a escondidas, sus correos de la Blackberry, porque su mujer (con razón) se enfada debido a su obsesión. Otro directivo, en sus únicas dos semanas de vacaciones, se dedica a machacar con correos electrónicos a sus colaboradores. ¡Y sus colaboradores, perplejos ante este comportamiento!
¿A qué extremos estamos llegando? ¿Qué clase de miedos, complejos, insatisfacciones e inseguridades nos llevan a esta adicción? ¿Acaso nos observamos desde fuera?
No sólo es una cuestión de querernos sentir importantes e imprescindibles para nuestra empresa, un autoengaño monumental. Es también una incapacidad para comunicarnos de forma personal. Porque también conozco casos muy recientes de conflictos graves que se originan en correos electrónicos incendiarios, donde el directivo se escuda en el hecho de no tener que dar la cara, y se envalentona escribiendo barbaridades a sus colaboradores.
Cuanto más avanza la tecnología en comunicación, peor es nuestra capacidad para comunicarnos como seres humanos. Es paradójico ¿No? Por eso, es importante que nos miremos a nosotros mismos, que nos pongamos un espejo acerca de cómo estamos utilizando las nuevas tecnologías para comunicarnos con los demás: nuestros colaboradores, compañeros, pareja, amigos…
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