La polémica está servida. La economista y socióloga Catherine Hakim aboga en su libro “Honey Money” por la explotación del capital erótico, lo considera un derecho y un deber de la mujer. Afirma que invertir en belleza reporta el éxito.
Yo no me atrevería a afirmar tanto y hasta posiblemente considerar poco ético y peligroso iniciar una especie de juego sutil erótico por parte de la mujer o el hombre en los negocios. Pero si tenemos en cuenta dos cosas:
1. Hay estudios que afirman que la belleza es rentable. Que los guapos ganan más (ver información sobre un trabajo de Leonardo Becchetti, profesor de economía política en la Universidad de Roma Tor Vergara. El Economista 20.08.2007). O el libro Beauty Pays (Daniel Hamermesh, Universidad de Texas) que afirma que un trabajador atractivo ingresa 230.000 $ más a lo largo de su vida profesional que uno que no lo es.
2. Que a nuestra disposición tenemos diferentes capitales y es nuestra obligación saber gestionarlos para que nos ayuden a un mejor desarrollo personal y profesional.
Se nos abren unas expectativas nuevas que tal vez vale la pena explorar. Veamos, el ser humano tiene a su disposición 5 capitales, que son:
1. Capital intelectual. Este debe cultivarse y acrecentarse a lo largo de toda la vida, tanto a través de la formación como a través de experiencias enriquecedoras en el desempeño profesional en el trabajo. Este capital nos dota de conocimiento y habilidades para “hacer cosas”
2. Capital emocional. Los seres humanos estamos conformados por una serie de emociones (la alegría, la tristeza, el ímpetu, la melancolía.etc). Las emociones hay que saber gestionarlas, dominarlas y aposentar las mejores y desterrar las peores. Las emociones no capacitan para “establecer relaciones” con los otros.
3. Capital relacional. Este capital está formado por el conjunto de relaciones próximas y lejanas que mantenemos a lo largo de nuestra vida. Las redes sociales permiten acrecentar y consolidar este capital. Es el capital que “nos conecta” con los otros. Y para cualquier cosa en la vida vamos a necesitar de los otros o ellos de nosotros.
4. Capital económico. Es el capital que nos permite mantener un grado de bienestar y realizar inversiones. Nos permite independencia y libertad. Este capital nos capacita “para hacer” o “tener” aquello que deseamos, ya sea poner en marcha una idea o comprarnos una casa
5. Capital físico. Todos estamos encerrados en un cuerpo. Cuerpo que podemos moldear, recomponer, embellecer y vestir. Este capital, bien gestionado, es decir orientado a destacar lo más sobresaliente de nuestro físico nos permite “atraer la atención” de los otros.
Vivimos en una sociedad uniforme, prácticamente vestimos igual, casi vamos con la misma actitud por la vida, lo que da como resultado una gran anonimidad. Lo veo en clase todos los días, los alumnos son una masa uniforme, por su físico, sus gestos, actitudes y vestimenta. También se puede observar en el metro.
En una sociedad uniforme es necesario “destacarse” llamar la atención del otro. Es posible que una buena gestión de los otros capitales se quede coja por descuidar el capital físico. En un aula, en una entrevista de trabajo, en una reunión, hay que “llamar” de forma positiva la atención del otro, de aquel que quieres que te escuche, te preste atención. En un primer instante se “hace necesario” sobresalir de la masa. Luego ya pondrás en juego tus otros capitales.
Obviamente un importante capital físico sin un correspondiente buen capital intelectual, emocional y relacional se puede quedar en nada. Mi recomendación es que el capital físico forma parte del conjunto de nuestros capitales y hemos de saber de ponerlo en juego, para destacar de los otros, de forma honesta, sin dobles intenciones. Por lo tanto, tanto el hombre como la mujer, deberían cuidar su cuerpo, su forma de vestir y sus actitudes físicas en las relaciones con los otros (la mejor sonrisa, el mejor humor, la mejor predisposición)
Una buena y cuidada presencia física posibilita que “reparen” en ti, que te quieran escuchar lo que quieres decir. Luego ya pondrás en juego los otros capitales. Eso sí, ten cuidado, tu bien cuidada presencial física debe ser equilibrada y no dar lugar a malos entendidos. Tu presencia física debe predisponer al otro a escuchar y no a que solo se distraiga con tu aspecto. En ese caso habrás fracasado en la gestión de tu capital físico.
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