Como consecuencia de la catástrofe de Japón, los ojos de occidente (y cómo no, los de China) aprovecharon para diseccionar con la frialdad de un entomólogo a los japoneses y su llamado “carácter nacional”: que si son fríos, que si no tienen sentimientos, que no son capaces de expresar nada…
¿Pero cuáles son los valores de la sociedad Japonesa? Sin intentar ser exhaustiva, comento los que por mi experiencia considero más importantes (y admirables):
1. La tendencia a esconder las propias emociones: por supuesto que los japoneses son sensibles a sus propias emociones y sentimientos, sin embargo no intentan mostrar las emociones negativas, como por ejemplo tristeza o enfado, por respeto a los otros, para no hacer que se sientan incómodos o preocupados por ellos. No obstante, en ocasiones pueden expresar esas emociones negativas de maneras extrañas, como a través de la sonrisa cuando están enfadados. Los japoneses intentan esconder su tristeza y sus lágrimas en público incluso en situaciones extremas como la pérdida de un ser querido, y si lloran, lo hacen en completo silencio. Los aficionados al Manga o al Animé habrán observado que tienden a expresar emocionales a través de los gestos faciales, (aunque a veces disfrazados de sus avatar) o a través de la música de producción nacional, una industria puntera en Japón.
2. El “Wa” (la armonía): los japoneses sienten que la armonía es importante para no generar conflicto con los demás. Así pues, la expresión de las emociones y su lenguaje son indirectos y/o superficiales de modo que su significado no pueda ser comprendido en su totalidad por si pudiera dañar o afectar al interlocutor.
3. La ambigüedad: A veces se critica a los japoneses por no decir abiertamente un “sí” o un “no”, pero de hecho, sí transmiten sus intenciones en sus comentarios. Trabajando con japoneses te das cuenta que a través de frases ambiguas y comentarios indirectos, están rechazando tus planteamientos o propuestas… por eso, más que a nadie, hay que aprender a leerles entre líneas.
4. La modestia: En Japón la modestia consiste en ensalzar a los otros colocándoles por delante de ti y controlando la auto-afirmación. La modestia es considerada una virtud en las relaciones interpersonales. Cuando reciben un cumplido o por ejemplo un feedback positivo en su trabajo, (y lo cuento por experiencia propia), lo niegan absolutamente diciendo que no es verdad, que es el resultado del trabajo de todos, en vez de reconocerlo y dar las gracias.
5. La humildad y la reserva: Tanto cuando hablan de ellos mismos como de su familia, los japoneses lo hacen de una manera humilde, evitando cualquier tipo de presunción.
6. La paciencia y la diligencia: la sociedad japonesa refuerza que los niños aprendan desde pequeños a trabajar de manera diligente y sin quejarse, y ser paciente lo consideran una virtud. Evidentemente esta mentalidad puede convertirse en una enorme fuente de estrés y conducir al Karoshi (muerte por exceso de trabajo), por eso en los últimos años la sociedad japonesa ha reaccionado: demanda tiempo libre y está más orientada al ocio.
7. La vergüenza: los japoneses piensan que pasar vergüenza en público o avergonzar a alguien es humillante, y por eso desde pequeñitos les enseñan a no hacer cosas que les puedan ser vergonzosas en público y a no avergonzar a nadie. Por ejemplo, el Karaoke entra dentro de la esfera de lo privado. En Japón son generalmente clubs de acceso restringido y les aseguro que esto de cantar en público se lo toman muy, pero que muy en serio, independientemente del Sake que lleven ingerido…
8. La puntualidad: Este es el motor que mueve a Japón: son extremadamente puntuales, así que los que tengan un sentido elástico del tiempo, cuidado: los japoneses les pueden considerar poco fiables.
Según Murakami en el artículo del New York Times, se dice a menudo que los japoneses acatan escrupulosamente las reglas del «grupo» y que son expertos en la formación de sistemas de cooperación ante las grandes adversidades. Hoy sería difícil negarlo. Son incesantes las valerosas operaciones de rescate y los esfuerzos de socorro que se han desarrollado, sin noticia de pillaje alguno. Fuera de la mirada del grupo sin embargo, también tienen una tendencia a comportarse de manera egoísta, casi como si se rebelaran. Tras el desastre, hay pánico comprando y acaparando. La lealtad al grupo se está poniendo a prueba. Será interesante observar cómo la sociedad japonesa no sólo recupera sino se reinventa tras esta dura prueba. Nuevamente, confío en que así sea.
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