En mi reciente viaje a Israel, he visitado en la esquina sudoeste del mar Muerto, una meseta espectacular que es uno de los grandes símbolos de la independencia Judía: El bastión de Masada, donde los zelotes en el año 73, eligieron inmolarse antes que ser capturados y esclavizados por los romanos.
Cuando los sitiados, perdieron toda esperanza, después de tres años de resistencia, Flavio Josefo nos cuenta en su libro cómo Elaazar ben Yair, que asumió el comando de la fortaleza, les dirigió un discurso en el que convenció a los sitiados, 960 personas, a morir degollados para no vivir una vida de vergüenza y humillación como esclavos en manos de los romanos.
Esta es la parte central de su mensaje (Flavio Josefo: “Guerra de los Judios”, VII, 320-336):
“Valientes hermanos: hace tiempo hemos llegado a un acuerdo de no someternos a los romanos, como tampoco a otras fuerzas que quieran dominarnos.
Sólo ante Dios, nos rendimos; sólo Él gobierna al hombre con la justicia y la verdad. Ha llegado la hora de realizar nuestras aspiraciones sin caer en la ignominia de la esclavitud. Este será nuestro destino si caemos vivos en manos de los romanos. Pienso que Dios hizo justicia con nosotros al otorgarnos la posibilidad de caer y morir como héroes libres. Está en nuestras manos el poder elegir una muerte heroica junto a nuestros seres queridos. No podrá nuestro enemigo impedirlo a pesar de su anhelo en apresarnos vivos. Tampoco nosotros podremos apresarlos, por lo tanto, mueran nuestras mujeres antes de ser profanadas, mueran nuestros hijos ante de experimentar la esclavitud. Que felices seremos llevando nuestra independencia hasta los sepulcros y destruyendo con fuego la fortaleza y todo lo que dentro de ella se encuentra.
Doloridos y apesadumbrados quedarán los romanos al no poder atraparnos vivos y al comprobar que no gozarán del botín ni del pillaje. Sólo provisiones les dejaremos como testigo de que no por hambre ni por falta de alimentos encontramos la muerte, sino que fue una acción premeditada, prefiriendo una muerte de libres a una vida de esclavos. Vayamos a la muerte antes de ser esclavos del enemigo. Libres quedaremos al abandonar este mundo, ¡nosotros, nuestras mujeres y nuestros hijos!.
Un texto impactante. Un hábil discurso que mueve a casi 1.000 personas hacia la muerte, dotándola de sentido y trascendencia.
Un texto para aprender, que contiene elementos clave de liderazgo e impacto. Comienza recordándoles su acuerdo previo, para no someterse. Les describe las consecuencias de caer en manos del enemigo y lejos de obligarles, les muestra la posibilidad de elegir y morir con honor. Además, les muestra cómo su sacrificio, no sólo les dará la felicidad eterna, si no también afligirá a sus enemigos.
Sin ánimo de juzgar un hecho tan trágico y con tantas lecturas, ¡Qué importantes son las palabras! y qué arma tan poderosa, quizás, la más poderosa.
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