El famoso modelo de liderazgo situacional de Blanchard se enseña en todos los seminarios y cursos de formación en liderazgo y habilidades directivas. No cabe duda de que fue un hallazgo y aún hoy es un auténtico referente como una herramienta para desarrollar el liderazgo de equipos en una empresa.
No obstante, me pregunto: ¿Es que no hay nada más allá de esto? ¿Es realmente la panacea para ser un líder efectivo? Sinceramente, creo que no. Todo modelo tiene de por sí unas serias limitaciones cuando se encuentra de frente con las personas. Las personas somos imprevisibles, y no podemos encuadrarnos en un patrón cerrado basado en 4 posibilidades.
Para mí, el verdadero liderazgo es el autoliderazgo. ¿Qué quiero decir con esto? Que todo empieza por uno mismo. Y que debemos focalizarnos en cómo lideramos a nuestras distintos personajes internos, antes de liderar a nuestros colaboradores. Si no conseguimos dominar a nuestro “yo” negativo, ¿Cómo vamos a liderar al colaborador negativo que tenemos en el equipo? Si no gestionamos correctamente a la “víctima” que todos tenemos dentro…¿Cómo vamos a gestionar a la víctima o víctimas de nuestro equipo? Si no conocemos nuestros juicios y creencias limitadoras, ¿Cómo vamos a identificar esos juicios y limitaciones en los demás?
Sencillamente es imposible. Y esto se suele olvidar siempre en los cursos de formación. Se enfoca la atención en cómo deben actuar los líderes con su equipo, pero no se habla nunca de cómo deben actuar los líderes con su propio equipo interno de personalidades. Dentro de nuestra compleja mente se desarrolla una lucha de poderes entre muy diversos roles, que tratan de imponer su dominio.
Se ha comparado en varias ocasiones al director de una orquesta con un líder. El autoliderazgo implica ser el director de orquesta de todas nuestras personalidades, escuchar a todas ellas, negociar con ellas, aceptarlas y sacar lo mejor de cada una de ellas (incluso de las negativas), para después conseguir que todas juntas formen un equipo que trabaje para lograr nuestros objetivos. Sólo entonces un líder puede dirigirse con verdadera fuerza y eficacia a liderar a su equipo…externo.
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