Este domingo, leí una entrevista interesante al consultor y asesor Alex Pattakos, en Expansión & Empleo, referido a la necesidad de los profesionales de encontrar un sentido a su trabajo. Concretamente, Pattakos ha aplicado al mundo empresarial las teorías del famoso psiquiatra Victor Frankl, que sobrevivió a circunstancias extremas, tras pasar varios años en los campos de concentración nazis de Auschwitz y Dachau.
Lo que Frankl aportó al mundo del desarrollo personal y a la terapia fue la necesidad de todo ser humano de encontrar un sentido a su existencia. ¿Me estoy poniendo demasiado profundo? Puede que sí, sin embargo es un tema clave cuando lo trasladamos al mundo laboral. Si un profesional no siente que su trabajo está aportando algo valioso y útil a alguien o a algo (sea sus clientes, sea la sociedad…) nunca se sentirá satisfecho, y mucho menos realizado en su trabajo. Y por ende, su motivación y productividad caerán en picado a velocidades supersónicas.
Es verdad que es difícil encontrar un verdadero sentido al trabajo que hacen miles de profesionales, en compañías donde no hay una visión ni una misión clara y nítida, en empresas donde el único objetivo es el de ganar dinero, sólo dinero. No obstante, ahí está la clave: cada persona es responsable de dónde está, de lo que tiene, lo que hace y lo que es en el momento presente. Y cada persona es responsable de cambiar lo que no le guste de su situación profesional. Si está trabajando en una empresa donde siente que su trabajo no es valioso ni útil, debe moverse de allí inmediatamente.
La pregunta clave que invito a hacer al lector es la siguiente: “¿Para qué va a trabajar cada día?” La preguntita no es cómoda precisamente, pero reflexionar sobre ella profundamente y tratar de darle respuesta honesta es uno de los avances más importantes que puede dar en su vida profesional y personal. ¿Sirve para algo su trabajo? ¿Considera que con su trabajo está cumpliendo el sueño de su vida? ¿Aporta algún sentido su profesión a su vida y a sí mismo?
Si quiere dar lo mejor de sí mismo, si quiere disfrutar realmente de su trabajo, pregúntese: ¿Para qué?
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