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Se avecinan nubarrones

por | Ene 7, 2008 | Learning experience | 0 Comentarios

Suenan las trompetas de Jericó a ver si caen las murallas. Si, las trompetas están sonando y anuncian momentos duros.

Nuestro crecimiento económico después de 10 años parece haber tocado techo, el modelo basado en el ladrillo parece haberse agotado. ¿Y ahora qué?

Nuestra economía puede ser la séptima u octava del mundo, pero no tiene unas características de durabilidad y sostenibilidad, propia del lugar que se dicen ocupa.

Nuestra economía ha crecido gracias a la mano de obra barata y a competir por precio y no por calidad. Un modelo de los años sesenta o setenta. La productividad no alcanza el 1. Es decir por cada persona incorporada el resultado no es la unidad. Nos hemos llenado de emigrantes (en torno a cinco millones) sin cualificar. Mano de obra barata, muchos de ellos candidatos al despido inmediato y con pocas o nulas posibilidades de recolocación.

¿Hemos sabido crear un modelo económico reconocible y vendible al resto del mundo? Decididamente no. (Ver, “vender la imagen de comercial de España”. El País, viernes 28.12.2007 y “superar el spain is different, El País 21.06.2206”) Aquí hay un pequeño ramillete de empresas (en la cabeza de todos) bien posicionadas en el mundo, pero que no venden España como marca de calidad.

Otros países, como los nórdicos, partiendo de posiciones más retrasadas que las nuestras han sabido crear una imagen de calidad y seriedad y son reconocibles a través de sus empresas. Tal es el caso de Nokia o de Ikea.

¿Lo sabremos hacer cara al futuro? Lo dudo. En nuestro sistema político actual se está más interesado en vender al exterior la imagen local que la de España. España es un concepto en crisis y discutido desde dentro.

¿Cuáles son los problemas para lograr un modelo económico basado en la excelencia, la calidad y el producto y servicio reconocible? A mi juicio son cuatro, nada pequeños, muy complejos de resolver.

  1. La estructura política del estado español. Las 17 comunidades autónomas que reman todas en direcciones diferentes. Hasta tal punto, que en voz de la CEOE se está ya poniendo en peligro la unidad de mercado interior. ¿Pues como para pensar en crear entre todos una imagen reconocible, moderna y actual de  España en el exterior?
  2. El modelo educativo. Anclado en 200 años atrás, basado en lo memorístico y no en aprender haciendo. La reforma se tiene que acometer “con mucha claridad y con mucho dinero” desde la base. La reforma universitaria en puertas modificará en algo la situación. A mi juicio nada o muy poco. No se ataca el cambio desde la educación primaria y no hay fondos para acometer un cambio de tal magnitud (pasar de una educación memorística a una educación de aprender haciendo es caro: reducir carreras, cambias en profundidad otras, más plantilla de profesorado, al tener que ser los grupos más pequeños, y re-educación o nueva formación en el profesorado).
  3. Nuestro modelo organizativo y directivo de empresas. Más propio del siglo XIX que del XXI. “Los españoles somos paternalistas, damos mucha importancia al jefe” (Ver El Economista, 22.12.2007). Se dirige en base al miedo y la coacción, no en base a la confianza, el equipo y liderazgo. Obviamente hay excepciones, pero nuestro tejido empresarial, más del 85% del empleo está en pymes. Aquí hay mucho retraso en la función directiva.
  4. El poco uso o el inadecuado uso de las tecnologías de la información. Las empresas suelen equiparse de hardware y software pero luego las aplicaciones de éstos al campo de la organización de la empresa son mínimas o están mal planteadas. ¿Cuántos sistemas existen en nuestras empresas de: facturación electrónica completa, gestión de la cadena de aprovisionamiento, sistema integral de costes conectado con facturación, mercado virtual de aprovisionamiento, sistemas colaborativos con proveedores, sistemas de gestión del conocimiento, sistemas colaborativos para empleados… un largo etc.?

Este empleo inadecuado de la TIC hace que salgamos en la foto de productividad por debajo del puesto 21 y descendiendo año a año.

Como se puede ver, el camino, que no es sencillo se reduce: hay que creérselo, ponerse políticamente manos a la obra, reformar en profundidad los cimientos (la educación), las empresas cambiar sus estilos de hacer y reformar en profundidad sus organizaciones mediante la incorporación efectiva de tecnologías de la información.

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