“Cuantos más funerales, mejor para nosotros” dijo Michael O´Leary presidente de Ryanair, tras el accidente de tren de Santiago de Compostela.
Efectivamente, los billetes de Ryanair en la ruta Madrid-Santiago de Compostela duplicaron su precio poco después del accidente, sacando provecho de familiares y amigos de los fallecidos y heridos que tuvieron que volar a Santiago.
En su fuero interno, esta compañía es conocida por incentivar a sus empleados las multas por equipaje de mano excesivo (con ranking de número de maletas penalizadas por empleado y descuentos en el salario fijo), obligarles a comprarse sus propios uniformes o pagarse su propia formación…
Así no es de extrañar que uno de los pilotos de Ryanair, el capitán Morgan Fisher, en una carta enviada al periódico Financial Times, haya propuesto sustituir a su Presidente por un asistente de vuelo en prácticas y así ahorrar costes. Respondiendo así a las declaraciones de O´Leary en una entrevista donde comentaba que estaba intentado cambiar la normativa para que se permitieran vuelos con un único piloto, ya que un asistente podría hacer de un copiloto si fuera necesario, justificaba.
Mientras sucede ésto, Ryanair admite que tiene una “abrupta cultura” y reconoce que tiene un problema importante con el “servicio al cliente”.
Gracias a la información que comparten empleados y clientes, las empresas son cada vez más transparentes. Y en esta época, si no eres auténtico se sabe. ¿Cómo se puede construir una buena política de atención al cliente, o de gestión de personas si se falla en lo elemental? Cuando no se respeta a las personas, cuando se las trata como piezas de un engranaje que no cuentan en la ecuación, lo demás es una farsa.
El caso de Ryanair es sin duda extremo, pero miremos a nuestro alrededor. Se entiende que en situación de crisis las empresas a veces tienen que prescindir de algunos o muchos de sus empleados, lo que no se entiende es que se haga de malos modos, sin considerar o cuidar a la persona. Y el impacto no sólo afecta al que se sale, si no también al que se queda, porque no olvida cómo se ha tratado a sus compañeros y que mañana puede ser él…
Te pido que tú tampoco olvides. Las empresas por las que debemos apostar no sólo extraen valor a sus empleados, clientes, grupos de interés… también deben aportarlo con dignidad.
Ya que es el bolsillo lo que más les duele y les hace reaccionar, debemos practicar un consumo responsable, pero no sólo con las bebidas alcohólicas. Debemos recordar que ¡lo que compras es lo que apoyas!.
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