¿Recordáis el cuento que muchos de vosotros habréis contado mil veces a vuestros hijos?.
Y cada día por la mañana ante el espejo, primer encontronazo con nosotros mismos, somos capaces de repetirnos esta letanía que no por repetida nos hace ni mejores ni peores, ni nos rejuvenece, ni nos elimina esas arruguitas que van apareciendo; nos reconocemos cada día sin más, hemos ido asumiendo esos cambios imperceptibles diariamente, pero evidentes con el paso del tiempo. Aún así, ese reconocimiento de uno mismo y su imagen en el espejo, nos hace regresar al mundo real, tras el sueño reparador de la noche.
Sorprende reconocer un día cualquiera a un antiguo compañero del Cole, o vecino de la casa de tus padres, o compañero de la Universidad … Y digo reconocer, a pesar del tiempo transcurrido, ese habitual compañero de viaje, que transforma, deforma y desdibuja. Pero sí, los reconocemos y nos reconocen, a veces con el olvido del nombre de pila, como se decía antiguamente, el que te puso el cura en la pila bautismal, pero sí con el recuerdo de anécdotas, situaciones y experiencias compartidas.
Hoy es muy de agradecer, por infrecuente, que algunas de las compañías de este país, a pesar de la crisis y de todos los factores en contra, mantengan sus objetivos de desarrollo de sus Recursos Humanos. Que invierta en Assessment/Development Centres que, dirigido por Consultores Expertos y Externos, les puedan transmitir la imagen que ofrecen, para de este modo potenciar sus puntos fuertes y detectar las áreas de mejora en la que pueden trabajar para desarrollar.
Pero sorprende que, un agraciado con una inversión rica en contenidos y posibilidades de futuro, rechace la oferta del beneficio seguro que ofrece. El beneficio, que no monetario, no es otro que una sesión de Feedback, que tiene por objetivo comunicarle al interesado/agraciado la imagen / la foto que ha dado, y que, cual si del espejo se tratase, pueda verse, tal y como le reconocen los demás y además, al tratarse de un espejo mágico, le brinda las posibilidades de perfilarle el rictus, hacerle más armonioso, ampliar su sonrisa, dulcificar su mirada y moldear sus muecas, de tal manera, que le sea más fácil decir: “voy a tener un buen día” y al encontrarse con un antiguo compañero, éste vea que la vida le ha sido favorable y que le reconoce con mejores atributos de los que encontraba en su memoria.
Rechazar asistir a una Sesión de Feedback, normalmente aduciendo falta de tiempo y agenda, puede presuponer negarse al autoconocimiento, y por tanto a una ineficiente autogestión, que a su vez nos limita la capacidad para gestionar a los demás y con ello nuestra capacidad como líderes, sobre todo si es precisamente eso lo que manifestamos querer hacer en nuestro futuro profesional.
Nuestras posibilidades profesionales de futuro, no están solo en manos de las empresas en las que trabajamos, es nuestra obligación no solo pensar qué está haciendo o qué puede hacer la empresa por nosotros, sino qué podemos hacer nosotros por nuestra empresa, y eso pasa primero por preguntarnos ante el espejo, qué puedo hacer yo por mí mismo.
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