El pasado 4 de enero de 2.014 tuve una experiencia que quiero compartir. Nos reunimos cerca de 50 familiares que lo que tenemos en común es el apellido PEÑALVER y el apodo o sobre nombre de “los Cholives”: ¿El bendito culpable? Uno de los mayores, muy interesado por los orígenes de la familia y claro líder en esta ocasión de la reunión.

Estuvimos 4 generaciones, desde la mayor con 89 años hasta el menor con 2, desde bisabuelos a bisnietos, pasando por tíos, primos, sobrinos y hermanos; no me quiero olvidar de los consortes. La reunión fue en Mota del Cuervo, pueblo conquense de unos 5.000 habitantes, aunque algunos de los jóvenes venían desde París o Londres para no perderse este primer evento tan masivo y no correspondiente a ninguna boda, bautizo o funeral. ¿El motivo?, por que sí, para reunirnos los de la misma sangre y celebrar lo que somos, un “sistema” familiar, con orgullo.

La verdad es que fue muy intenso y emotivo. Cierto es que no hay problemas serios entre los miembros de esta familia y que la mayoría vivimos a 200 kilómetros a la redonda (entre Madrid, Toledo y Cuenca).

Estuvimos viendo fotos de nuestros primeros ancestros, comentando los posibles orígenes de nuestro apellido (que si judíos, que si moriscos), aficiones, profesiones, causas de las muertes, así como sucesos curiosos (dos miembros de la familia con el mismo nombre que en distintas generaciones fallecieron por accidente a la misma edad), algunos simpáticos (como el del tío “barbas” que se echaba la siesta en un ataúd para irse acostumbrando) y otros medio secretos o tabú…

Nos deleitamos de una magnífica comida manchega (lomo de orza, gachas, buen queso), bebimos (buen vino de la tierra y orujo casero) y nos abrazamos… ¡Fue magnífico!

A mi hijas las encantó sentir y compartir de dónde vienen (por lo menos en una cuarta parte) y creo que a todos los consortes también les gustó la experiencia, ayudando a entender por qué somos en parte como somos los Cholives (impetuosos, muy claros, atrevidos, a veces hasta temerarios…).

Siento que salimos orgullosos de lo que somos (básicamente una familia de origen humilde y agrícola) y fortalecidos; estoy seguro de que honrar a nuestros orígenes y ancestros serena el espíritu y da clama y fuerza para el día a día…

Animo a todos aquellos que lean este post para que provoquen el acercamiento y celebración de lo que son, de donde vienen, con orgullo y humildad. Que desempolven las fotos de sus abuelos y que refresquen su árbol genealógico ¡Nunca es tarde!

“Entender de dónde venimos nos ayudar a entender qué somos y a definir mejor hacia dónde queremos ir”